La noche
Actualizado: 4 jul 2022
No hay otra expresión mas atinada en esta semana que “se me vino la noche”. He tenido unos días realmente gris oscuro y en los cuales me sumí en una profunda depresión.

El martes tuve exámenes de sangre previos a la quimio. En este caso era la tercera de este supuesto “ultimo ciclo”; en este análisis se midió el temido CA 125, indicador tumoral que muestra la presencia de células cancerígenas. Conclusión rápida, el indicador subió notablemente, lo cual significa que tengo cáncer activo.
Totalmente desmoralizados con este resultado; adelantamos el PetScan a este jueves y gracias a Marcela, mi prima que trabaja ahí; pude tener cita rápido y resultados inmediatos. La noticia era de esperar, pero no la magnitud, en sólo tres meses luego de la operación han aparecido dos nuevos tumores y una especie de carcinomas milimétricos dispersos en mi abdomen. El ciclo de quimoterapias no les hizo nada, son ultra resistentes y rebeldes a los tratamientos estándares.
Desde el martes he estado en el ciclo clásico del luto, estuve en negación, depresión y luego mucha rabia y cólera, porque a mí, porque de nuevo, hasta cuando. Y es que no sólo soy yo la afectada, es mi familia, mis hijos, Rodri y Oli, Lucho, mis papas, mis hermanos, mi familia. Tenía rabia de tener que hacerles pasar por todo de nuevo; rabia que se me haya caído el pelo por esta última quimio sin resultado; rabia porque he sufrido tanto y sigo en esta eterna enfermedad. Hasta cuando.
Pienso en mi hija menor, tiene cuatro años y más de la mitad de su corta vida he estado enferma, siempre me pregunta cuando tendré el pelo largo como ella para hacernos trenzas y peinarme como princesa. Claro que tengo mil respuestas positivas pero sus preguntas son válidas y calan en mí; yo también me pregunto lo mismo. Pienso en Rodrigo, ya tiene ocho años, es un súper alumno, responsable, inteligente, gracioso, curioso y demás virtudes que felizmente hacen que todo esto sea más fácil, a veces lo damos por sentado; pero él sabe lo que pasa, se da cuenta. Hoy que salía hacia una consulta con un nuevo doctor me dijo; mamá que te vaya bien, espero que esta vez si te cures. Me duele mucho lo que debe pasar, sé que él no demuestra todo lo que siente, pero sé también que hago todo lo que puedo para que no sientan tanto mi pesar, mi enfermedad. Sé que doy lo mejor como mamá.
Hoy se me fue la rabia, entré en aceptación y una dosis de ganas de superar esto de una vez por todas. Ya acepté que debo ver otras opiniones, que tengo que encontrar un tratamiento que destruya estas células rebeldes; que me toco a mí y no hay vuelta atrás, es mi camino y el de mi familia. Empecé a pensar en lo positivo; los tumores no comprometen órganos vitales, son menores a 2 cm, me siento bien, estoy “saludable”, no tengo síntomas de enfermedad, puedo seguir con mi vida.
No puedo terminar este post sin agradecer a todas las personas que piensan en mí; en mis amigas incondicionales, a mis tías que siempre
estan pendientes de ayudar, Marcela que siempre esta dispuesta ha apoyarme, mi familia evidentemente, todas las personas que me acompañan en este camino que me tocó. Los quiero mucho.
Vamos a ver que sigue, trataré de seguir fuerte. Estoy lista para este nuevo reto.
Un consejo; chequéense siempre, háganse análisis ustedes y sus hijos si los tienen. No desperdicien el tiempo peleándose con amigos o familia, la vida pasa rápido, vivan con alegría, no dejen que la depresión (cuando vengan malos momentos) dure mucho, hagan su duelo pero levántense rápido y aunque suene cliché; es cuando la tormenta llega que más fuerte debemos estar.
Gracias por leer!