La gran promesa
Hoy estas líneas tendrán un nuevo autor, y es que hoy, yo, Lucho, me atrevo a escribir en la historia de mi esposa Rocío. Con el permiso que me dió, terminaré de escribir esta dura historia de valentía y perseverancia.
Hace una semana mi amada Rocío dió su último aliento luego de que todo este cuadro que la enfermedad trajo consigo se complicará.
Duros fueron los días desde que todo empezó, una constante de esperanzas destruidas por las cifras de los análisis, a pesar de eso, su valentía y determinación hicieron que continuara la lucha, que mientras duró, siempre estuvimos unidos y es que le prometí no faltarle nunca, y lo cumplí.
Que difícil es saber la verdad y poner la mejor cara, que difícil es decirle a alguien que amas que continúe luchando, pero mucho más difícil es decirle que ya no lo haga. Es así, como en sus últimos momentos tuve que decirle que ya era suficiente y que no sufra mas.
Me queda la tranquilidad de que se fue en total paz, en un momento que quedará marcado en mi como un tatuaje para toda la vida, hasta que ésta se me acabe y pueda volver a estar con ella.

Mientras, tengo a dos pequeños que tengo que hacer de ellos un gran hombre y una gran mujer, los hijos de Rocío y Lucho.
Ellos son la gran promesa que le hice.
Con estas líneas concluyo Mariposas y cangrejos. Mi gratitud a todos aquellos que leyeron y siguieron a Rocío, gracias de todo corazón.
