El post operatorio
Hoy se cumplen tres semanas desde la operación, recién supe hoy que la operación se llama linfadectomía quirúrgica retroperitoneal, el nombre es impactante, ¿no creen?. Ayer lunes tuve mis citas de seguimiento con mi Dra Claudia Lozada, mi oncóloga y con Dr. Gino Venegas, mi cirujano oncólogo, la conclusión voy bien, voy sanando clínicamente, son buenas noticias.

Retomando la historia de hace tres semanas; luego de la operación, desperté al día siguiente sintiéndome con un dolor inimaginable, sentía que me habían molido a palos y por si fuera poco, sentía que me habían sacado todos los órganos del abdomen y vuelto a poner pero equivocados de lugar, al menos eso sentía. Pero finalmente pensé, estoy viva, luego de 6 horas de operación, estoy aquí. A los dos días, fue bajando el dolor, y las dosis de analgésicos empezaron a bajar. El tercer día; el doctor viene a verme y le dice a Lucho; la llevo a tomografía inmediatamente. Realmente no recuerdo bien esos días, entre el dolor y las dosis de analgésicos, la verdad que andaba en otra. Sólo sé que me encontraba en tomografía, con un frío horrible y el contraste quemándome por dentro. ¿Qué había pasado?, pues cuando el doctor me vio noto que tenía el brazo 50% más ancho que el otro y mi cara de lado izquierdo hinchada como si me hubieran sacado la muela, y eso es indicio de una trombosis pulmonar o peor aún un aneurisma. Felizmente luego de la tomografía que fue analizada en ese instante, concluyeron que era una trombosis de la vena del catéter porth y no era nada más grave que eso. Empezaron a darme un medicamento que se llama Xarelto que es un anticoagulante, sin embargo, el riesgo era que, al impedir la coagulación, tuviera pequeñas hemorragias en la herida, pues no podría cicatrizar bien.
Al cuarto día vino la segunda complicación, ya esperada, me levanté con dolores horribles nuevamente, me dolía el abdomen como si acabara de salir de operación, esta vez tenía la sensación de punzadas e hincones y comencé a gritar que por favor me dieran algo para el dolor, así fue como vino la rica petidina. Nuevamente corriendo rápidamente a tomografía, puesto que el doctor de piso pensaba que podía ser apéndice, en este punto yo realmente ya pensaba que cualquier cosa podía pasar. Luego de la tomografía; llego el doctor indicando que era un hematoma, se había formado probablemente de pequeños coágulos que no se absorbieron y además de líquido linfático se había formado esa maza y eso era lo que me estaba presionando y causando el dolor. Esta segunda complicación era causada por la primera, justamente por haber empezado a tomar el Xarelto. Dada las complicaciones me pasaron a cuidados intermedios; lugar al que nunca querría volver. No por el trato o por alguna situación con la clínica, sino porque literalmente me sentía amarrada a la cama; tenía aparatos por todos lados, y como no podían tocar mi brazo izquierdo, me ponían todo en el brazo derecho y en las piernas. Laboratorio venía y me sacaba sangre cada 12 horas, me hicieron dos trasfusiones de sangre, me tomaban el pulso, la presión, median el ritmo cardiaco, etc. No pude dormir en 4 días. En la pierna tenía el medidor de presión, terminé llamándole mi grillete. No dejaban que me moviera en lo absoluto y así estuve 6 largos días, los cuales parecieron semanas. Realmente uno no valora lo que tiene hasta que se encuentra en una situación más caótica de la que pensó jamás. La libertad, la salud, la familia, los amigos, tener la oportunidad de caminar, respirar, hacer ejercicio, en fin, la lista seguiría y en ninguna pensaba en cosas materiales. La verdad es que cuando uno esta al borde; sólo importa lo que realmente te hizo feliz.
A la semana de la operación llego la biopsia de los tumores, en conclusión, sacaron 41 ganglios de la zona retroperitoneal, entre la vena cava y la aorta, de los cuales 37 tenían la enfermedad, tenía 37 tumores por así decirlo. Los doctores lo sacaron todo, pero fue masivo, la enfermedad estaba en toda esa parte del sistema linfático. No dejo de pensar que la quimio no hubiera llegado a matarlo todo y que la operación fue lo mejor que decidimos. Sin embargo, hoy me asusta pensar en la cantidad de enfermedad había en mi organismo. Espero que en mi siguiente control, que aún será en unas semanas, mi CA125 (indicador tumoral) haya bajado notablemente o en el mejor de los casos, desaparecido.
Con los días el dolor bajo, me pasaron a piso nuevamente, a un cuarto sin tanto monitoreo, estuve dos días más y me dieron de alta, en la clínica estuve 12 días. No dejo de agradecer a mis doctores, la verdad que siento que ya son mis amigos, los conozco hace 4 años, desde que todo empezó y siento que realmente se preocupan por mí. Agradezco a todo el personal que me cuidó, a las enfermeras, a los doctores de piso, a las asistentes del doctor, sé que mi caso les encanta y me cuidan más, jajaja. Realmente sé que estuve muy cerca del fin en más de una oportunidad y agradezco que siga con vida y en proceso de sanación.

Estoy hace una semana en casa, pude pasar el día de la madre con mis hijos, Lucho y mis papas; descansando, poniéndome al día de la vida, porque mientras estuve en la clínica, siento que mis hijos crecieron, que maduraron, hasta la más chiquita la veo más responsable, hace sus tareas, atiende con más ganas a sus clases. Mi hijo mayor; ni que decir, tengo la bendición que es un súper alumno, responsable, no se pierde sus clases ni sus tareas, gracias por tenerlos y por poder seguir con ellos. Hoy valoro más que nunca tantas cosas, pero a la vez siento una grieta en mi fortaleza, un bajón, siento que perdí un poco la confianza. Felizmente tengo a mi esposo, mi familia, mis mejores amigas dándome el empujón que necesito.
¿Qué sigue? Me pregunto, sé que no ha terminado, sé que aún tengo tratamiento por hacer, es evidente, hasta cuando sentiré dolor, cuando podré decir gane la batalla, tal vez y cada vez lo veo más claro, esto ya no es una guerra, es parte de mi vida, un compañero peligroso que me acompañará y al que deberé tener medido, chequeado. Mi vida cambió, mi estilo de vida cambió, no puedo volver a comer lo que comía, no puedo descuidarme más. Debo ser una persona sana en su totalidad, cuidarme, física y mentalmente. Las cosas cambiaron.
Gracias por leer y evidentemente esta historia continua.